Ventajas: Los plazos de realización son más reducidos que en las encuestas cara a cara, el costo es generalmente más bajo, y permiten acceder más fácilmente a determinados segmentos de población (niveles socio económicos altos, decisores de compra en empresas, etc.) Pueden realizarse tanto a teléfonos fijos como a teléfonos móviles, con lo cual se logra acceder potencialmente a la casi totalidad de la población.
Desventajas: No se pueden utilizar estímulos visuales (tarjetas, fotos, etc.), y su duración máxima debe ser inferior a la de las encuestas cara a cara. Si bien en teoría se podría acceder a cualquier persona – dada la altísima penetración de los teléfonos celulares -, en la práctica las tasas de rechazo y de no respuesta (personas que no atienden el teléfono) son tan elevadas que las muestras dejan de ser probabilísticas.
Se pueden aplicar cuando las unidades de muestreo son hogares, personas o aun empresas y otras organizaciones.
En cualquier caso debe definirse con precisión quién será el informante: jefe de hogar, ama de casa, cualquier persona que cumpla con determinadas características según edad, sexo u otras variables, decisor de compra, principal usuario o consumidor de un determinado producto o servicio, etc.